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Patrimonio Cultural Inmaterial de la Sierra de Albarracín

Presentación libro «8 días a la semana» de Ricardo Herranz

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Ayer tuvo lugar la presentación del libro  «8 días a la semana: una vida por los Montes Universales» de Ricardo Herranz en el Casino Recreativo y Cultural Puerto de Sagunto  con asistencia de autoridades locales, amigos y familiares del autor y varias decenas de personas que llenaban el salón de actos.

El acto fue presidido por Fernando Cos-Gayón Domínguez, Presidente Ejecutivo del casino Recreativo y Cultural y organizado por la Asociación Amaranto Cultural y la presentación corrió a cargo de su delegado de actos, Fernando Sayas López. Los  ponentes por orden de intervención fueron: D. Pedro Saz Pérez de CECAL, D. Antonio Moya, ambientólogo y presidente de la Agenda 21 de Requena, D. José Juan Herranz Martínez, escritor y documentalista de Griegos y la Sierra de Albarracín, Dª Maria Isabel Sáez Martínez, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Sagunto y el propio autor.

El libro contiene innumerables descripciones de la vida, conocimientos, tradiciones y costumbres de la Sierra de Albarracín a principios del siglo XX, lo que le convierte en un magnífico referente de su Patrimonio Cultural Inmaterial. Próximamente, iremos publicando en esta Web artículos basados en aportaciones de esta obra.

A continuación compartimos con nuestros lectores el texto de la interesante presentación de Ricardo Herranz, autor del libro, que además de resumir la obra, nos describe los avatares del proceso de su primera creación literaria, sus reflexiones personales y reconocimiento de contribuciones. Así mismo, al final de esta presentación, incluimos la ponencia de Pedro Saz Pérez de CECAL.

TEXTO DE LA PRESENTACION DE RICARDO HERRANZ

Buenas tardes a todos, muchas gracias por vuestra presencia, así como al resto de miembros de esta mesa por sus maravillosas presentaciones y sus palabras de ánimo y cariño hacia 8 días a la semana.

Como tengo por defecto, la costumbre de hablar demasiado, he decidido ceñirme a un guión para no acabar perdiéndome entre mis propias palabras y hacer una presentación más fluida y dinámica para vosotros.

Como ya sabéis, mi nombre es Ricardo Herranz Peris y soy el autor de la novela que hoy está siendo presentada aquí, gracias a la inestimable organización de Amaranto Cultural y del Casino Recreativo y Cultural, a quien también quiero agradecer su esfuerzo por sacar este acto adelante. Tampoco quiero olvidarme de agradecer su presencia a las autoridades de nuestro Muy Ilustre Ayuntamiento que han decidido acompañarnos hoy.

Para mí este día es muy importante. Tal y como he ido anunciando por las redes sociales, quizás el más importante desde el día de mi boda y hasta que nazca mi pequeña Laia. No sólo por el hecho de presentar mi primera novela ante todos vosotros, sino por las gentes que me acompañan y por lo que significa este sitio y este día.

Como dijo Shakespeare “El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.” Y esta vez ha barajado de un modo bastante caprichoso, pues hoy 3 de marzo sería el 103 cumpleaños de mi abuelo Marcelino, en quien se basa el personaje principal de la novela. Si a ello añadimos que nos encontramos ubicados el edificio de la Antigua Gerencia de los Altos Hornos de Vizcaya, posteriormente del Mediterráneo, quienes dieron trabajo y un futuro a mi abuelo lejos de aquella Sierra que tanto amaba, mayor es la coincidencia.

Desde entonces, mi familia se ha establecido aquí, pero sin olvidar nuestros orígenes y volviendo a ellos siempre que tenemos la menor posibilidad.  Yo nací en Sagunto, hace 36 años, en una pequeña casa del Circo Romano, donde mi padre estableció su vida con una hermosa Saguntina de nombre Marisi. Mi madre, que en paz descanse, habría disfrutado de este año con su primera nieta y la publicación de la primera novela de su hijo pequeño. Pero como he comentado antes, el destino es caprichoso. Desde aquí quiero mandarle todo mi amor y mi pesar por no poder tenerla a mi lado en unos días tan felices.

Así pues, tan importante fue para la creación de esta novela el Puerto de Sagunto, último destino de mi abuelo en su largo caminar, como la Sierra de Albarracín que lo vio nacer.

En definitiva, aunque Saguntino de nacimiento, no olvido que formo parte de un largo linaje de habitantes de la Sierra de Albarracín, que como consecuencia de las post-guerra se vieron obligados a abandonar la tierra que durante siglos había sido el hogar familiar. Una tierra que, como recitaba el cantautor zaragozano José Antonio Labordeta, era «hermosa, dura y salvaje».

Durante mi periplo universitario, conocí a la mujer de mi vida y con ella vivo hoy en día en Alboraya, esperando el nacimiento de nuestra pequeña chufera.

Profesionalmente, soy Ingeniero Agrícola y Máster en Prevención de Riesgos Laborales, y me dedico al mundo de la Ingeniería de Proyectos.

  • NO PENSÉ SER ESCRITOR – CARRERA PROFESIONAL

Me gustaría matizar que hasta hace muy poco tiempo, nunca me había planteado convertirme en escritor, es más aún no estoy seguro al 100% de haberme convertido en uno, ni pienso en ello como una salida profesional. Simplemente me gusta mucho leer y más escribir, aunque no me veo dejándolo todo para dedicarme a la escritura. No me gusta pasar hambre, ni hacérsela pasar a mi familia. Eso sí, esta primera novela «8 días a la semana» no va a ser la última. Ya tengo un segundo proyecto en marcha y un tercero en mente, así que no tengo pensado dejar de escribir, pero sin prisas y por diversión.

  • DESCRIPCIÓN DE LA NOVELA

portada_libro_8-dias-a-la-semanaCentrándonos en la novela,  «8 días a la semana» tiene como centro neurálgico la pequeña localidad de Griegos, en la Sierra de Albarracín, donde desde siglos había residido la humilde familia de Marcelino. El núcleo urbano de Griegos, por aquel entonces sin alumbrado, alcantarillado ni carreteras que accediesen a él, se asienta sobre las faldas de la Muela de San Juan, un auténtico vergel de naturaleza salvaje y libertad. El puerto de Orihuela del Tremedal, lindante con Griegos, la garganta de Noguera, el portillo de Guadalaviar y la Serranía de Cuenca, con su parque natural del Alto Tajo, hacen del entorno un lugar idílico donde perderse y disfrutar de la atmósfera de paz y serenidad que el libro pretende transmitir.

8 días a la semana es pues  un canto a la Sierra, al tipo de vida rural y sencilla olvidada por la mayoría de nosotros y, ante todo, un canto a sus gentes y sus costumbres.

La novela desarrolla las aventuras de un joven serrano, nacido en las entrañas de los Montes Universales a principios del siglo XX,  que se verá forzado a viajar por los abundantes caminos que pueblan la Sierra, convirtiendo la historia en novela costumbrista y de aventuras, en la que el amor por una tierra y la pasión del protagonista por su manera de vivir, nos hará recapacitar sobre muchas de las necesidades que hoy en día nos hemos creado sin que realmente lo sean. Se trata, así pues, de un homenaje y un recuerdo  a un modo de vida que tenemos prácticamente olvidado, el de los pueblos.

Al igual que el cine llama género de carretera (Road Movie) a las películas que desarrollan su hilo argumental en las mismas, esta novela se podría clasificar como «Novela de Herradura» ya que los viejos caminos de herradura tienen un carácter especial en la novela, permitiendo a su protagonista deambular por todos los pueblos de la zona para buscar una forma de ganarse la vida en oficios hoy en día ya desaparecidos.

Durante su aventura, Marcelino conocerá historias y leyendas de sus localidades vecinas, aprenderá las costumbres de los distintos lugares a los que viajará y sufrirá las penurias de la lejanía de su hogar. En su viaje bajará a los extremos para trabajar en los molinos de aceite de Escañuela, visitará Cuenca, Aranjuez y Madrid. Buscará fortuna en el valle del Jiloca como agricultor en la remolacha, irá en búsqueda de ganado a localidades tan dispares como la Vega del Codorno o Monreal del Campo. Sus pasos recorrerán multitud de veces los caminos de la Sierra de Albarracín. Su intensa amistad con Luna, una mezcla de perra y loba que encuentra en las montañas, dotará al personaje de un cierto carácter salvaje, no habituado a las grandes civilizaciones. Tras pasar por los dulzores del amor y las vicisitudes de la prisión, finalmente verá como sus esfuerzos comienzan a dar el fruto esperado. Sin embargo, el país en el que vive se verá inmerso en la más cruel e incivil de sus guerras, que cambiará el destino de todos los habitantes de la Sierra.

En esta historia, basada en un manuscrito real, el lector podrá disfrutar de las leyendas y tradiciones más arraigadas a los pueblos de la Sierra, de sus costumbres, sus recetas de cocina e incluso sus coplas más populares, las Jotas.

  • MANUSCRITO EN NOCHEBUENA

Como acabo de comentar, este proyecto literario germinó a partir de un manuscrito real que llegó a mis manos casi veinte años después de la muerte de su autor.

La historia comenzó así.

Fue un 24 de diciembre de hace muchos años, mientras disfrutábamos de la clásica sobremesa de Nochebuena, cuando mi tío, aquí presente, nos sorprendió a todos los primos con un regalo que, al menos yo, no podía ni imaginar y que un tiempo después cambiaría mi vida. El regalo no era ni más ni menos que la copia de un pequeño legajo escrito por mi propio abuelo de su puño y letra.

El manuscrito fue escrito por mi abuelo en sus últimos meses de vida, allá por el año 1.981. En él nos relataba lo que había sido su juventud, desde aquel 3 de marzo de 1.911 en el que nació en la pequeña localidad de Griegos, hasta la finalización de la Guerra Civil Española. Mi abuelo explicaba, con su pobre ortografía y su temblorosa caligrafía, cómo había luchado durante toda su vida por sobrevivir en un medio tan agreste como aquél, donde apenas existía la electricidad y las carreteras ni siquiera llegaban a su pueblo. Desplazándose a pie, o a caballo, por interminables caminos de herradura, fue conociendo nuevos pueblos, nuevas gentes y viviendo aventuras en busca de un jornal que le diese de comer.

Se trataba de un modo de vida, desde luego muy diferente al que estamos acostumbrados a vivir, donde el contacto personal era más importante que en nuestros días y las facilidades que hoy conocemos eran completamente inimaginables.

En una de sus páginas, mi abuelo expresó el deseo de que su historia no se perdiese, que se recordase a su tierra como ella se merecía, por su belleza y encanto, y que si alguno de nosotros tenía ganas de desarrollar sus vivencias, lo hiciéramos.

Ahí empieza realmente «8 días a la semana», la historia de una vida por los Montes Universales.

  • PROCESO DE DOCUMENTACIÓN

Para completar el proceso de novelar el manuscrito, han tenido que pasar casi cinco años de largo estudio y trabajo. Ese es el tiempo que he necesitado para completar la obra que hoy tenéis frente a vosotros.

Más de dos años de investigación y documentación, sumergiéndome en Hemerotecas digitales que me permitiesen comprender un poco más el modo de vida de aquellas gentes a través de los anuncios que se publicaban, de las noticias que se leían y de las agendas sociales de las distintas poblaciones. Por otro lado están las visitas a museos etnográficos de la zona, los viajes in-situ a los parajes y pueblos que se describen, las charlas con personas que conocían e investigaban sobre aquella época, lectura de novelas sobre la Sierra, visionado de documentales centrados en aquella sociedad rural de principios del Siglo XX, recopilación de documentos históricos de la época… En definitiva, un arduo y largo caminar para poder crear una historia verídica, creíble y que transmitiera el sentir de una sociedad que vivía por y para la naturaleza.

Durante el proceso descubrí muchas historias, leyendas y anécdotas que no pude dejar de incluir en mi novela, pasando a convertirse no sólo en una historia de aventuras basada en la Sierra de Albarracín, si no en una especie de compendio de sus tradiciones, cultura, oficios, herramientas y modo vida.

  • SIMILITUDES CON LA ZONA

El interés principal de la historia, es que se puede extrapolar a la gran mayoría de las sociedades españolas de la época. Quitando de las grandes ciudades, los estilos de vida a principios del siglo XX no eran tan diferentes en la extensa zona agrícola que ocupaba España. Cualquiera puede ver reflejado entre sus páginas a su abuelo, a su padre y a su propio pueblo. A pesar de hallarnos en un entorno industrial, los terrenos que nos rodean han sido históricamente tierras agrícolas, que poco se diferenciaban de los campos cerealistas de la meseta o de los olivares de Jaén en lo referente a sus gentes, sus estilos de vida y su día a día. Mayor es esa similitud si tenemos en cuenta el carácter multicultural que esta ciudad adoptó desde que el empresario Ramón de la Sota se decidiera por sus playas para el establecimiento de los talleres y muelles de la Compañía Minera de Sierra Menera y que provocó que se estableciesen en sus dominios gentes de toda España, muchos de ellos del mismo Aragón que bajaban buscando, recordando de nuevo al genial Labordeta, “unas tierras al Este donde se trabajaba y pagaban”. Todo ello hace que la cultura y el modo de vida de nuestros antepasados tengan más similitudes que diferencias.

  • DIFERENCIAS CON LA ZONA

Ahora bien, la mayor diferencia de la novela con esta tierra, quizás sea su ubicación geográfica. Siendo Griegos el segundo pueblo más alto de España con sus 1605 metros de altura, instalado en lo más alto de la Sierra de Albarracín donde los inviernos se hacían interminables, las nevadas te dejaban más de una semana sin poder salir de casa y la naturaleza se muestra exuberante con sus frondosos bosques de pino albar y sabina rastrera, en esas condiciones la vida no te dejaba otro remedio que salir de tu pueblo con más frecuencia de la que deseabas para poder alimentar a tu familia. Se trataba de un área discriminada por la sociedad, en el sentido de que no existían carreteras que llegasen a la zona, el alumbrado eléctrico sólo se conocía de oídas y las instalaciones de agua potable y saneamiento brillaban por su ausencia. Las numerosas fuentes y sus prolíficas tierras se empeñaban en mantener en una zona agreste y dura, a una pequeña población que luchaba día tras día por sobrevivir y para los que necesitaban que la semana tuviese 8 días para sacar rendimiento a su trabajo, de ahí el título.

  • SOBRE EL ESTILO DE LA NOVELA

Sobre la filosofía adoptada a la hora de escribir esta historia, desde mi punto de vista, no es necesario adornar en exceso una historia para que sea atractiva. Un exceso de pomposos circunloquios, altamente adjetivados, y frases interminables que podrían resumirse en cuatro palabras, puede llegar a aburrir al lector y nuestro objetivo siempre debe ser el opuesto. Como dice el gran Rosendo Mercado en su tema Agradecido, “Si fuera yo capaz de conseguir, tenerte alguna vez entretenida , hacerte por lo menos sonreír, prometo estarte agradecido”.

La literatura puede hacerse fluida y amena mediante un lenguaje más conciso y directo, que provoque en el lector dinamismo, que vea que no se aburre y avanza en la trama, dejándole con ganas de seguir para saber cómo se desenvuelve la historia. Éste ha sido uno de los objetivos que he perseguido con esta obra. Crear una historia entretenida, y que lo sea para público de todas las edades. Desde los más mayores que recordarán las historias que sus padres les relataban sobre el pueblo que un día tuvieron que abandonar, hasta los más jóvenes que podrán conocer un estilo de vida, hoy prácticamente extinto y desconocido para la mayoría de nosotros y que sin embargo no es tan lejano en el tiempo.

  • FEED BACK – EXPERIENCIAS DEL LECTOR

Y ese sentimiento es el que se trata de transmitir en la novela. La reacción de los lectores está siendo altamente positiva en ese aspecto. La gente ve en 8 días a la semana, una novela diferente, entrañable, con sentimiento. Una novela de fácil lectura, dinámica e incluso adictiva. Los lectores quedan gratamente sorprendidos por la información recopilada y algunos de los descendientes de aquellas tierras me agradecen el hecho de haber escrito algo así. Esa es la mayor recompensa y agradecimiento que un escritor puede recibir. Alimentar al lector y que éste disfrute de lo que lee es una sensación indescriptible para el creador de historias y por ello sólo puedo dar gracias a la gran cantidad de críticas positivas que estoy recibiendo por mi primera novela, de gentes de todas las edades y condiciones.

  • CROWD FUNDING

Y ya que he tocado el capítulo de agradecimientos, tampoco puedo olvidarme de las más de cincuenta personas que han colaborado de manera desinteresada mediante pequeñas aportaciones para ayudar en la publicación de la primera edición de la novela. Este proyecto ha podido salir a la luz gracias al Crowdfunding o micromecenazgo. La idea consiste en, a través de recompensas que puedas aportar al contribuyente, conseguir el dinero necesario para sacar adelante tu proyecto de mano de muchos micromecenas. En definitiva, es la misma filosofía de Julio César con su “Divide et vinces” –Divide y vencerás-, se trata en no pedir a un editor la subvención de 3000 euros para tu novela, si no convencer a cien mecenas de que te subvencionen con 30 euros, por ejemplo.

  • PORTADA CONTRAPORTADA

Y, finalmente, me queda agradecer a Jaime Lahoz, autor de la fotografía de la portada, que me cediese los derechos de tan bella imagen que sirvió de inspiración para uno de los protagonistas más emblemáticos de la novela: Luna, la perra-loba que acompaña a Marcelino en todo momento. Así como a Luis Jara, diseñador gráfico, que me ha ayudado a conseguir que la portada y contraportada de la novela sea lo que yo buscaba de ellas: un reflejo del alma del libro.

  • DESPEDIDA

Como despedida, sólo me queda expresar mi satisfacción personal ante la estupenda aceptación de mi novela en el poco tiempo que lleva en el mercado y en general el cariño con que está siendo acogida.

Muchas gracias a todos por vuestra presencia y quedo a vuestra disposición para cualquier pregunta que deseéis realizarme.

TEXTO DE LA PONENCIA DE PEDRO SAZ PEREZ

Presentación de la novela «8 días a la semana» | Ponencia de Pedro Saz Pérez | CECAL 

ENLACES DE INTERÉS

IMÁGENES DEL ACTO

Autor: Manuel Matas

Miembro de la Junta Directiva de CECAL

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